martes, 18 de febrero de 2014

Esas palabras de mi rojo pasión. Por Lena J. Underworld. Especial San Valentín


Love is in the air
everywhere i look around
love is in the air
every sight and every sound...

Detengo el sonido de la alarma lo más deprisa que puedo. No quiero despertarte, todavía no.

Noto tu relajada respiración contra mi espalda ¿Qué estarás soñando?

Me despego de las sabanas muy despacio y apoyo los pies en la alfombra.

14 de febrero...

Hoy todo tiene color de rosas. El aire está cargado de un extraño aroma dulce. El cielo, extrañamente despejado, me deleita con nubes suaves y blancas... Hasta los cordones del mis zapatos parecen saber que hoy es San Valentín.




Me giro y sonrío al verte enredado entre las mantas. Hoy es nuestro día.

Las zapatillas apenas suenan mientras avanzo hacia el baño. Cierro la puerta tras de mí y comienzo a
 desvestirme.

¿Qué debería hacer? ¿Una carta? ¿Una nota? ¿Ambas?

El agua me corre por el pelo mientras mi mente rebosa de ideas, pero ninguna logra convencerme lo suficiente para llevarla a cabo.

Me seco el pelo con la toalla mientras un buscador imaginario recorre mis recuerdos: Nuestra primera cita en la piscina, las tardes bajo los árboles de la plazoleta, la primera vez que recorrimos el pasillo del piso...

Me siento en la tapa del retrete y reflexiono un momento, ¿qué podría gustarte?

Observo mi reflejo en el espejo empañado. ¿Un mensaje en el vaho, tal vez?

Me levanto y veo como las gotitas comienzan a caer. El mensaje desaparecería demasiado rápido, tiene que ser algo más duradero, algo que los dos hallamos compartido...

Una campanilla resuena en mi mente y rebusco entre el cajón del lavabo.

El pintalabios que me regalaste.

Cuantos beso había dejado grabados en tus labios con aquél rojo pasión.

"LOVE IS IN THE AIR"

Perfecto.

Entonces oigo algo tras de mí.

Estas levantado y con la melena revuelta sonríes al verme escribir en el espejo.

-Feliz día de San Valentín.-Susurras aún adormilado.

Dibujo y pequeño corazón en tu mejilla y después lo beso con pasión. 


-Feliz San Valentín.





Por Lena J, Underworld, escritora y blog novela. Club literario "Vidas de Tinta y Papel".



sábado, 15 de febrero de 2014

"Sin truco" Por Ivet Sarkis. Especial San Valentín




Doy unos golpecitos con el lápiz sobre el papel, pensando en que escribirle, toda mi mente vuela a todos los momentos que estuvimos juntos: desde que nos conocimos en aquel espectáculo de magia, nuestra primera cita bailando bajo “Step with me” de fondo, nuestro primer beso, nuestras tontas peleas en las que siempre acabamos perdonándonos….Suspiro mientras dibujo pequeños corazones sobre la hoja absorta hasta que el timbre de la puerta me sobresalta volviendo a la realidad. Mi amiga Ana entra a mi habitación.
-Hola, Amelia, ¿Ya estás lista?
-Casi, tengo que terminar una cosa…-digo volviendo la carta. Ana se acercó y dejo lo que estoy haciendo.
-¿Cómo que todavía no estás lista? Tenemos que salir dentro de 20 minutos, no todos los días me invitan a un espectáculo de magia el día de San Valentín.-frunzo el ceño.-Por cierto, Diego nos llevará en su coche. ¿Dónde está Rubén?
-Salió antes para preparar el espectáculo, así que le veremos allí.-digo dirigiéndome al baño para peinarme.
-¿Y eso?
-Me dijo que iba a prepararme una sorpresa.
-Ohhh, que amor, seguro que va a sacarte de entre el público y te serrara a la mitad. ¡Pero con cariño, por supuesto. Mira lo que he traído.
-Ja, ja, muy graciosa. ¿A ver? Ana me enseñó unos post-its de corazones. Cogió uno y me lo puso en mi jersey. Entonces fue cuando se me ocurrió la frase perfecta para dedicarle- Umm, ¿puedes darme otro?
-¿Para que quieres otro?
-Para una cosa…es una sorpresa.-le respondí sonriendo entre mis pensamientos mientras no dejaba de mirarme curiosa.-Ya lo verás.
-De acuerdo, ¡Ala!, ya estamos listas.-respondió poniéndose otro ella con su nombre.-Vamos.

El espectáculo está a punto de comenzar y me siento nerviosa por la sorpresa mientras reviso que la mía este bien guardada en mi bolsillo. Observo a la gente de la sala, la mayoría son parejas, como era de esperar. Ana y Diego se sientan a mi lado agarrados de las manos cuando se apagan las luces y la magia en el centro del escenario. No aparto la mirada de él observando todos los trucos que hace mientras oía sonidos de asombro de algunas personas. “Siempre hace que todo sea tan….mágico”
            Y llega el momento de elegir un ayudante y fue entonces cuando sus ojos se cruzaron con los míos y antes de levantarme compruebo mi bolsillo. “Ya no está, espero que funcione” Subo al escenario donde me espera. Coge mi mano pasándola encima de las cartas formando una palabra. “3V07”.
Le suelto su mano, cojo las cartas y se las paso. El me mira sin comprender frunciendo el ceño. Chasqueo los dedos y las cartas desaparecen reemplazándolas por el post-it en forma de corazón escribiendo la frase perfecta, solo dedicada a nosotros dos mientras sonaba nuestra preciada canción.
La muchedumbre empieza a aplaudir. Nosotros saludamos con una reverencia con nuestras manos entrelazadas. Pasa la mano detrás de mi oreja haciendo aparecer una preciosa rosa.
         
  -Gracias, me ha encantado tu sorpresa.-Le sonrió.
-A mí la tuya más.-y nos abrazamos sin importar el público.
             -Feliz San Valentín Rubén.
          -Feliz San Valentín, Amelia. Y ahora voy a hacer algo que quería hacer desde que entraste en el auditorio.-y junto sus labios con los míos mientras el telón del escenario va bajando poco a poco.



Our love not have trick,
It is as real as life itself
But adding a bit of magic
We do it perfect



Por Ivet Sarkis, escritora y blognovela del Club Literario "Vidas de Tinta y papel".





"Aquí no se festeja San Valentín" Por Daniela. Especial San Valentín

Querido mío, sé que aquí, un día como este no es celebración para nosotros, sé que esta no es una fecha especial, sé que no estamos de fiesta.
Tal vez es que no estás enterado que yo celebro a todo pulmón tu entera existencia.
Tal vez es que no estás enterado que cada amanecer que llega avisándome que estás ya, sentado tomando tu usual taza de café, en algún lugar no muy lejos de mí, entonces ese día se vuelve especial.
O tal vez es que no estás enterado que cada vez que sonríes, cada uno de los rincones de mi alma está de fiesta.

Yo no celebro el día de San Valentín, yo celebro aquello tan maravilloso que no recuerdo haber hecho, quizá en alguna vida pasada, para que el creador me premiara con tus besos.
Y es que, si uno de estos días, la vida me priva del ruidito grave de tu bella risa, de tus suaves manos, del  rosado de tus mejillas, de acariciar tu cabello fino, de morder tu cuello dulce, de tu voz tan reconfortante, de tus abrazos fuertes o de poder besar tu frente pidiéndole a Dios que te proteja siempre, entonces, si no pudiera hacer nada para volver a tenerles, que el mismo creador me encarcele y me ejecute como al desdichado Valentín de Terni.
Tú eres mi día especial, mi celebración, mi fiesta, mi amor.


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En Colombia festejamos a mediados del mes de Septiembre el día del Amor y la Amistad, una semana antes, repartimos papales con los nombres de cada uno jugando al “Amigo dulce” o “Amigo secreto”. Durante toda la semana entregamos y recibimos pequeños detalles sin tener idea de dónde provienen, o “endulzamos” como se le dice acá. Hasta que llega el día, finalmente se rebela la identidad de tu amigo dulce y se intercambian regalos. Una excusa más para llenar a los que queremos de detalles y engordar de tanta golosina… Feliz día de San Valentín.



Por Daniela, escritora en el Club Literario "Vidas de Tinta y Papel".


"Carta de San Valentín" Por Destellos de inocencia. Especial San Valentín




Querido amor, 

Hace ya un tiempo que nos conocemos. Viniste a mí de repente, sin llamar a las puertas de mi corazón o mi cerebro, tan rápido como un trueno, azotando mi ser, trastocando mi cordura y mis sentimientos. 
No me diste tiempo de actuar, me dejaste al descubierto.
No sé si fue eso lo que nos unió tan fuerte desde el primer momento, un escalofrío recorría mi cuerpo, lo recuerdo perfectamente, me estaba avisando, algo raro se estaba apoderando de mí. Una chispa, un destello, no hizo falta demasiado, ya estaba hecho. 
Mi corazón latía, desde ese momento comenzó a latir, a latir más fuerte que antes pues ya no estaba solo. 

Estoy enamorada de ti amor, revolviste mi vida, trasformaste mi ser, te apoderaste de mi, de un ''yo'' incompleto, que se completó gracias a ti. Eras esa pieza que le falta a un rompezacabezas, y que por arte de magia conseguí. No puedo explicar lo que siento, ya que tan sólo te siento a ti. 

Te amo, 
Feliz San Valentin.


Por Destellos de inocencia, escritora y lectora. Club litearario "Vidas de Tinta y Papel".


"Hilos rojos que nunca se romperán". Por Aura. Especial San Valentín

Todavía adormilado, él fue vistiéndose y preparándose para irse a trabajar. Ella ya había salido a trabajar mucho más pronto que él. Fue hacía el comedor y, al lado de una cajita, había una carta rosa. Con mucho cuidado la abrió. De ella salió un folio estampado con corazones perfumada con la perfume de vainilla de ella. Al olerlo su corazón dio un vuelco de la alegría que había sentido al ver que le había preparado una sorpresa.

¿Quien hubiera dicho, que estar enamorada sería tan maravilloso?

Sentir que alguien, poco a poco, te va robando el corazón. Que desfalleces con solo pensar en el. Que tu corazón palpita de tal manera que te da miedo que pare. Que en tu barriga un grupo de mariposas estén revoloteando frenéticas cuando vas a verle. Que tus ojos se llenen de lágrimas por estar unas horas separados. Que mientras duermes solo puedes soñar en su cara, en sus besos…

Nunca habría creído que estar enamorada fuera como sentir una explosión interna que te va consumiendo por miedo a decir cuanto le amas, por darle todos esos besos que tanto te gustaría darle, que sería tendría que sufrir tanto para poder estar a su lado.

Porque, el amor, es sufrimiento y felicidad. Una mezcla agridulce que te llena día tras día el corazón.

Pero, aun todas las cosas malas que pueda tener el amor, estar enamorada de ti es lo más maravilloso que me ha podido ocurrir en la vida. Porque sé que tú serás para siempre. Porque sé que me amas tanto como yo a ti.
 Feliz San Valentín amor mio.

P.D: Dentro de la caja hay tus chocolates preferidos. ¡No te los comas todos, que luego te dolerá la tripa!

El sonrío. Tendría que sorprenderla más tarde con una cena en su restaurante favorito y un paseo por el parque en que su historia de amor empezó.




Por Aura, escritora y lectora. Club literario "Vidas de Tinta y Papel".


Por P. F. Roche. Especial San Valentín

Cerró el grifo de la ducha y se envolvió en la toalla.

Aquel era un día especial, y por eso quería hacer algo especial. Su primer San Valentín lo recordarían para siempre.

¡Ya está! Le haría el desayuno, o tal vez le visitaría esa tarde en el trabajo.

Quiso mirar su aspecto en el espejo, pero estaba empañado. Su imagen estaba borrosa y distorsionada. Entonces tuvo una idea...

 Levantó un dedo y comenzó a trazar líneas sobre la humedad del cristal.


¿Qué podía escribir? Algo simple, sencillo y directo. 
“Te quiero”

Terminó su obra y observó entonces cómo las palabras se difuminaban poco a poco, conforme el ambiente se enfriaba. 


Tendría que buscar algo más duradero con lo que escribirle ese mensaje, pues aquellas torpes palabras hechas de vapor se habrían borrado completamente cuando él entrase a ducharse.

Salió a la habitación y se acercó al tocador en busca de un pintalabios, el rojo... Pero no estaba en el cajón.

Le sorprendió encontrarlo sobre mueble, justo al lado del espejo redondo de aumento. Y de pronto supo por qué estaba ahí.

En la transparente superficie de cristal del espejo, dos hermosas palabras brillaban en rojo. 

“Te quiero”

No pudo evitar sonreír, sentirse feliz...


Él se le había adelantado esa vez, tendría que buscar otra manera de sorprenderle.




Por P.F. Roche, escritora y blog novela. Club literario "Vidas de Tinta y Papel"


"Toda una vida". Por Cristina. Especial San Valentín




Grisel se despierta y encuentra una nota amarilla pegada a su mesita de noche. La coge y la lee:

Negro, sin azúcar. Té rojo, con dos cucharillas de azúcar y con un toque de leche que apenas se note para Suyay.

Se levanta y se coloca su bata amarilla mientras baja las escaleras. Se dirige a la cocina, prepara su café siguiendo las instrucciones escritas en el pequeño trozo de papel: negro, sin azúcar; y toma un cuidadoso sorbo. Le gusta.

Suyay aún está dormido, tendrá que acordarse de hacerle su té más tarde. Toma papel y lápiz, lo escribe y lo deja sobre el mueble de la cocina.

Té rojo, con dos cucharillas de azúcar y con un toque de leche.

Está fuera, observando el paisaje, cuando Suyay la llama. Antes de que pase un minuto siente suaves pisadas sobre el pasto tras ella y un abrazo por la cintura.

"Has estado aquí afuera por horas. Ven adentro, la temperatura está bajando, haré sopa para cenar".

'Te equivocas', piensa Grisel mientras lo sigue. Suyay está equivocado, no pueden haber sido horas, había estado dentro preparando café hace diez minutos.

Antes de que entren a la cocina, Suyay se para frente a ella y le besa suavemente la frente, intentando alivianar su gesto de preocupación, antes de comenzar a preparar la comida.

Los ojos de Grisel recaen sobre el mueble de la cocina y ve otra nota amarilla allí.

Té rojo, con dos cucharillas de azúcar y con un toque de leche.

Se olvidó de hacer el té.




Grisel se despierta y encuentra una nota azul pegada a su mesita de noche.

Mira el espejo, recuerda mirarte en el espejo.

Se levanta y se pone su bata azul. Camina hacia la cómoda de la habitación y allí, sobre ella, ve su reflejo: su cabello está desordenado por una larga noche de sueño, y gris. Tiene unas cuantas mechas muy blancas por aquí y por allá. Las líneas de expresión en su frente y boca están marcadas con arrugas de preocupación y estudio, la edad y la vida. Sus ojos aún brillan, luminosos y atentos, los ojos de una mujer que ha vivido más de medio siglo.

Su vista pasa desde el espejo a la mesa, a la nota azul.

"Eres vieja."

De nuevo, lo había olvidado.





Grisel se despierta y encuentra una nota verde pegada a su mesita de noche.

David está muerto.

Se levanta, colocándose su bata verde mientras se encamina hacia el baño. Suyay está allí, dándose una ducha.

"David está muerto."

Suyay corta el agua y abre la cortina, tomando una toalla que estaba cerca para secarse. Sale de la ducha y mira a Grisel con ligera preocupación, observando por un momento la colorida notita en sus manos.

"Lo sé. ¿Se te ha olvidado?"

Grisel le devuelve la mirada por un largo minuto: se le olvidó. Odia admitirlo, pero sí, se le olvidó.

Asiente.

"¿Quién es David?"

Suyay respira profundo, mirando hacia el techo por una fracción de segundo antes de volver a fijarse en Grisel, la anciana y enferma Grisel.

"Es tu hermano. Tu hermano mayor, solíais pelear mucho entre vosotros, pero era obvio a ojos de todos que os querías…"

Debe dejar de hablar porque se le quiebra la voz. Parpadea una, dos, tres veces. Unos cuantos parpadeos más y las lágrimas han desaparecido de donde sea que hayan venido.

"Déjame vestirme y luego podemos hablar de David si tú quieres"

Grisel mira a Suyay dándole una pequeña y triste sonrisa. Se pregunta por qué está triste. Asiente.

"Sí, creo que me gustaría recordar a mi hermano."





Grisel se despierta y encuentra una nota rosa pegada a su mesita de noche.

Suyay. Pase lo que pase, recuerda a Suyay.

Se levanta, colocándose su bata roja, y sale fuera.

Suyay está allí, sentado en una silla y leyendo el periódico. No hay una taza de té en sus manos, Grisel se olvidó de hacerlo. Tampoco se preparó café.

Se acerca por la espalda y se agacha para rozar sus labios contra la sien de Suyay.

"Se me olvidó decirte que te amo."

No puede verlo, pero siente como Suyay sonríe.



Grisel se despierta y encuentra una nota amarilla pegada a su mesita de noche.

No te preocupes de hacer té.

Se levanta, colocándose su vieja bata amarilla mientras baja la escalera.

La casa está en silencio.





Por Cristina. Escritora y blog novela. Club literario "Vidas de Tinta y Papel".


"La primera foto en la que fuimos fuertes". Por Blue Butterfly. Especial San Valentín

La primera foto en la que fuimos fuertes.


La luz amarilla se filtraba por la ventana. Mi móvil marcaba las 9 de la mañana. Me doy la vuelta y me encuentro con él durmiendo profundamente a mi lado.

Me levanto intentando no hacer ruido mientras el sigue sumergido en sus sueños. Me pongo el batín y los calcetines y peucos y salgo del cuarto. Me arreglo el pelo y la cara en el baño y salgo a la cocina. Mientras caliento la leche en su taza preferida, pienso algo especial. Recuerdo que encima de mi escritorio hay unos post-it de colores. Me decido por uno azul clarito.
El microondas me llama. Saco la taza con cuidado y hecho dos cucharadas de Cola Cao. La pongo encima de la bandeja junto a unas servilletas y un platito con las cookies que preparé ayer. Mientras exprimo la naranja en el exprimidor voy pensando a ver que le escribo. El tamaño es pequeño y tengo que decirle tantas cosas...

Hecho el zumo en un vaso y lo pongo en la bandeja seguido del azucarero. También pongo unas fotos nuestras, como la de la primera vez que aparecimos en una boda como novios, cuando nos besamos en la playa al la orilla del mar y como la de cuando... Cuando... Cuando salimos de... la residencia. La residencia donde nos conocimos. Donde empezó todo. La primera foto en la que fuimos fuertes. Es difícil olvidar aquellos días.
Coincidimos en el mismo sitio para superar la depresión. Éramos incomprendidos. Nadie nos quería. Nadie nos entendía. Él no podía superar que la gente solo le buscara por su físico hasta intentaron abusar de él y por poco lo consiguieron y yo no podía superar el que me hicieran bullying en el instituto. En cierta manera nos entendimos. Sabíamos como cada uno se sentía, como ser acosado. Durante los largos y pesados meses conseguimos superarlo. Y cada día estoy más convencida que sin el apoyo, a parte de los especialistas y otros compañeros, del uno al otro no habríamos podido despertar de aquella pesadilla.

La tinta del bolígrafo dibuja sobre el papel azul. Sin pensarlo escribo:

Sin ti no hubiera sido posible. Jamás pensé que podía ser feliz como lo soy contigo. Gracias por todo mi amor. Te quiero. 

Y lo pego detrás de aquella foto. Lo organizo todo bien en la bandeja. Respiro hondo y siento como las lágrimas vuelven a bajarme al pecho.

Me dirijo al cuarto y abro suavemente la puerta para no despertarlo. Enciendo la luz de la lámpara y dejo la bandeja cuidadosamente en la mesilla de noche. Él sigue durmiendo. ¡Será dormilón! Con un tierno e intenso beso en los labios le despierto como hace él muchas veces antes de irse a la universidad. Ya se va despertando. Se refriega los ojos con las manos y se incorpora. 

-Buenos días -me dice.

Se incorpora y me besa.

-Buenos días -le digo mientras le entrego la bandeja. 

-Buff... ¡que buena pinta!

Se da cuenta de las fotos y las mira una por una detenidamente y sonríe. Y se emociona. Cuando ve aquella. Le da la vuelta y lee unas palabras y me abraza. Me sorprendió el hecho de que se diera cuenta de que había algo escrito detrás de ella.

Me abraza. Nos abrazamos. Me coge la mano y me dice:

-Esto es solo el principio de una nueva vida.

Sin saber porqué me pide que me levante y deja la bandeja encima de la mesilla. Se quita la camiseta. Se da la vuelta. Y ahí estaba. Su regalo. En la parte inferior de la espalda habían unas letras pequeñitas inyectadas en su piel, de color negro que decían:

Sometimes you have to fall before you fly.

'A veces tienes que caerte antes de volar' querían decir. Eran las 8 palabras que le decía durante aquellos meses y yo también tenía un tatuaje en la misma parte con la misma frase. 

Se gira y me dice:

-Esas palabras fueron la que me ayudaron a cambiar mi vida, y si no me las llega a decir nadie no estaría aquí.

Era imposible retener las lágrimas que antes habían bajado a mi pecho. 


Por Blue Butterfly, escritora. Club literario "Vidas de Tinta y Papel"