sábado, 12 de julio de 2014

Segundo y tercer premio del "I concurso de poesía y relato corto del club"

Ya conocéis un poco mejor a Daniela, la ganadora del concurso. Ahora toca presentaros al segundo y tercer ganador.

Os presentamos a nuestra tercera ganadora Blue Butterfly. Que para nuestro agrado nos sorprendió con una poesía, sin duda la chica apunta maneras. Aquí os dejo el poema para que disfrutéis de él igual que lo hicimos nosotras.


Primavera. Vuelve

El sol apagado. El cielo oscuro. El aire blanco. El frío quema. El viento araña.

Nadie sale. Nadie entra. Todos permanecen dentro cobijados en las hojas.

El rojo desparece. El blanco oscurece. El amarillo desvanece. El gris aparece.

Mis alas, se oscurecen. Le salen sarpullidos. Heridas. Moratones. Es el frío.
Mi voz, se descolorece. Se vuelve morada. Negra. Es el frío.

El invierno ha llegado.

Los colores se han borrado, las almas congelado.

Las sonrisas han desparecido y a las flores han empobrecido. 

Parecía que todas las luces se hubieran apagado, que todos los días fueran de luna en vez de sol.

De luna fría, seria y sólida.

Intento volar. El aire ya no es cálido y ya no abraza ni acaricia mis alas, sino que es frío y me corta y me araña. No puedo alzarme no puedo volar a penas más allá de la tierra. 

Y si por si fuera poco, niebla. Blancura borrosa. Y lluvia, pequeñas gotas caen y caen y cada vez más. Están frías y duras. Y me pesan. Y me obligan a cobijarme. 

Se fueron los colores. Se secaron los pinceles. Se marchitó el paisaje.

Se borraron las sonrisas. Las alegrías desaparecieron. Las almas felices se esfumaron. Se evaporaron. Desaparecieron en el aire sin dejar rastro.

Todo es triste sin ti.
Todo es gris sin ti.
Todo es insignificante sin ti.


Primavera. Vuelve.




Jaz es una participante del blog (la podéis encontrar en la sección de autores y autoras), y por ello no esperábamos menos de su relato. Se puede apreciar en el precioso texto de Jaz, cómo describe perfectamente la visión del árbol que le ha dado el segundo puesto. Y es que la forma de conmover con sus palabras, hace que en tu mente, tome forma el alma del ser vivo que tanto siente y tanto tiene que contarnos. Un trabajo verdaderamente delicado, bonito y elegante como un árbol. Sin más dilación aquí tenéis el relato ganador del segundo premio.




Adiós y hasta pronto

Si pudiera dar un largo suspiro, lo haría. Los abetos no tenemos esa capacidad. Pero sí podemos extrañar, amar y tenemos nuestras preferencias, nuestros gustos. A mí, por ejemplo, me encanta el aire fresco, el frío que todo lo cura con su manto de sopor, el momento en que la vida se da un tiempo de descanso para retomar fuerzas cuando llegue la primavera. Todos adoran a la ruidosa y colorida estación de las flores, pero yo no. Yo amo al invierno. Y el invierno acaba de irse, me abandona como lo ha hecho cada año.
¿Y saben qué es lo más difícil de esta ausencia? Que mis ramas perderán la preciosa cobertura blanca de la nieve. Oh, preciosa y helada blancura que me acunó en su abrazo, durante los cortos días y las larguísimas noches en el bosque oscuro y denso. Esto es el amor, por más que algunos crean que los abetos no tenemos sentimientos, que no podemos opinar.
Las manadas de lobos que vagan por la espesura de estas tierras me comprenden, aunque no haya posibilidad de comunicarnos. Tenemos la misma pasión por el frío y sus ventajas. A ellos les gusta el adormecimiento que domina a sus presas, la dulce sensación de hundir sus patas en la mullida nieve mientras caminan, conozco esa sensación a pesar de que no me mueva. Sé lo que es que la base de mi ser se hunda en la preciosa blancura. ¿Cómo no amarla con toda mi alma de árbol?
Ahora alguien va a decir que los árboles no tenemos alma. Sí que la tenemos, y más si se trata de un ser tan antiguo y sabio como yo. No necesito la humildad si puedo contener entre mis fibras el secreto de siglos en la silenciosa naturaleza de los bosques del norte. Vuelvo a decirlo, esto es amor, del más puro y sincero.
Pero ahora mi adorada nieve se derrite, se convierte en líquido y se me escurre entre las raíces, vuelve a formar parte de mí y me da su vida para que cuando volvamos a encontrarnos, en un próximo invierno, yo pueda amarla todavía más. Los rayos de ese sol impertinente comienzan a colarse entre las ramas de mis compañeros, y yo no quiero que llegue hasta las mías. Me gustaría conservar a tan preciosa compañera un poco más.
Pero llega el momento, al final, y sé que cuando el hielo del lago cercano se convierta en agua otra vez, llegarán los visitantes oportunistas, en sus canoas, con sus cañas de pescar y sus risas, sus ropas coloridas, a pisotear los restos de mi adorada nieve. Si pudiera soltar un sonoro suspiro lo haría.
Pero como soy un alma antigua, sé que esta primavera que llega, como todas, pasará. El ciclo se renueva una y otra vez, no debo preocuparme por eso. Porque sé lo que es el amor, y éste siempre espera. Mi paciencia es inagotable, y lo será hasta el fin de los días.
Por eso te saludo, mi amado invierno.


Adiós y hasta pronto.

1 comentario:

  1. Ay, muchas gracias por presentar mi relato ♥ Fue un honor participar. ¡Besos!

    ResponderEliminar

¿Os gustan los textos de los miembros? Pues no os cortéis.

Si eres miembro del club y hay algún texto tuyo publicado y no quieres que lo siga estando, mándame un correo a: princesasolitariabuscacastillo@gmail.com
¡Se retirará sin problemas!

Muchas gracias por comentar :)